El toro de lidia es uno de los animales más singulares y mejor definidos del panorama ganadero mundial.
Su existencia constituye un equilibrio entre genética, tradición, ecología y técnica profesional.
En él convergen siglos de selección, adaptación al medio y criterios morfofuncionales que han dado lugar a un biotipo único, capaz de expresar bravura, resistencia y comportamiento ritualizado en la plaza.
El reto para el veterinario y el ganadero es armonizar ambos mundos: garantizar una reproducción eficiente, mantener la diversidad genética, nutrir adecuadamente al animal según cada etapa del desarrollo, controlar enfermedades endémicas y emergentes, asegurar su bienestar y realizar un manejo que respete su etología particular.