La vida en el campo bravo no solo es un ciclo biológico; es un proceso de perfeccionamiento continuo, donde la selección, la adaptación y el manejo técnico-veterinario convergen en una misma realidad.
Desde la perspectiva veterinaria, el toro bravo representa un modelo único para el estudio de la fisiología del esfuerzo, la etología comparada y la genética del comportamiento.
Su rusticidad, temperamento y estructura morfológica lo diferencian de cualquier otra raza bovina.
Cada fase de su vida —desde el nacimiento hasta la lidia— exige un control sanitario, reproductivo y nutricional preciso, en el que el veterinario desempeña un papel esencial.